El final de la campaña se decide entre las ruinas nevadas de Felstad |
Hay una probabilidad de aprender mucho más de las runas que cubren el cuerpo del Golem, pero para descubrir estos secretos los magos deben capturarlo primero o matarlo. Esto sería un alivio a la mayoría de exploradores de Frostgrave, ya que la criatura es responsable de matar al menos cuatro magos y un número desconocido de soldados.
Así, los magos y sus bandas se dirigen una vez más a las ruinas, en la caza del Golem de Granito. Afortunadamente, la criatura ha dejado un camino de destrucción que es fácil de seguir. Las bandas lo descubren pronto en las ruinas de una inmensa fabrica que una vez producía constructos. Herramientas y bancos de trabajo se encuentran dispersos por el suelo helado. Pesadas cadenas, cubiertas en hielo, cuelgan como estalactitas del techo. Según las bandas van llegando, el Golem de Granito se encuentra enzarzado en un proceso de demolición del edificio, vertiendo su rabia hacía sus antiguos esclavistas.
Ilusionistas, Invocadores y Elementalistas se
encontraron una última vez en el campo de batalla, dispuestos a hacerse de una
vez por todas con los secretos del Golem y dar por concluida la campaña. Si las
bandas conseguían destruir al constructo, aquella que quedara en pie sobre el
terreno al final de la contienda podría hacerse con el control de los restos, y
estudiar sus runas y sus secretos.
La batalla se desarrolló cerca de una antigua
factoría de constructos de Felstad, rodeada de calles y ruinas densas. La banda
del invocador y del ilusionista se enzarzaron pronto en una contienda frontal.
El ilusionista lanzó invisibilidad sobre varios de sus guerreros, lo que los
ponía a salvo. Los capitanes, buscadores de tesoros y matones de ambas bandas
entablaron combate, y la suerte benefició al invocador, que causó numerosas
bajas al bando del ilusionista.
Mientras, al otro lado del campo de batalla la
banda de enanos del elementalista se atrincheró y sus ballesteros dispararon
saetas desde la lejanía, dejando que los rivales se desgastaran y guardando las
distancias. Tres guerreros del invocador fueron hacia el elementalista, pero
dando un rodeo por las ruinas para cubrirse de los disparos.
Los invocadores atacan a la banda de piratas del ilusionista. |
El ilusionista intentó también una treta muy
buena contra el elementalista, y es que utilizó su mastín para atraer al Golem
hacia la banda enemiga. Situando al mastín como miniatura más cercana al golem,
pero a más de 10’’ de él, provocó que el terrible Golem persiguiera al mastín,
como un perro lazarillo, y acercó al constructo a la banda del elementalista.
Es una treta que los perros pueden hacer muy bien, ya que son rápidos y
sacrificables, y que puede servir para acercar al enemigo cualquier criatura independiente
que vague por una partida de Frostgrave. En este caso, no obstante, el
elementalista lanzó Muro entre el perro y el Golem, haciendo que el segundo
perdiera contacto visual con el perro y dejara de perseguirle. En ese momento
el Golem se giró y cargó hacia atrás, uniéndose a la refriega que mantenían
invocador y elementalista.
La fábrica de golems, actualmente en ruinas |
El Golem finalmente cayó, y sus restos
quedaron postrados entre las ruinas. La última pelea la protagonizaron las
tropas restantes del invocador y elementalista, pero el segundo tenía
superioridad numérica, y aunque el combate aún pudo decantarse por cualquier
bando, al final el mago invocador cayó, y su banda se disgregó. ¡Victoria
enana!
Al final, por lo tanto, la campaña la ganaron
los enanos y su mago elementalista. Recogieron en petates los restos de golem,
y después de tomar un buen almuerzo y celebrar la victoria con cerveza espesa y
conejo asado, levantaron su campamento y pusieron rumbo de vuelta a su hogar, una
fortaleza en las nevadas montañas del este. El viejo Thormud, uno de los cazatesoros,
estaba ansioso por volver a casa y contar a sus parientes la paliza que dieron
al resto de bandas. Por su parte, Bimbolin el Mago entregaría los restos del
Golem al consejo de magos enanos, y estaba seguro que juntos podrían desvelar
en poco tiempo los secretos de este temible golem, y aprenderían a invocarlos y
los utilizarían contra las tribus goblin que rodean su fortaleza, consiguiendo
muchas victorias y ahorrando vidas enanas.
El viejo Thormud explicando a sus parientes la paliza que les dieron a la banda de ilusionistas y de invocadores. |
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